domingo, 6 de marzo de 2011

El Trolacas

“A mi madre le sacaron los intestinos por y luego se los volvieron a meter” o “Mi hermano se ha leído el Quijote en Tres Horas”, son algunas de las frases con las que fui deleitado durante mi más tierna infancia y sí, son una mentira como una catedral; y es que las mentiras no entienden de edades, los trolacas lo son a los 4, a los 25 ó a los 70.

Las mentiras de los más enanos pueden llegar a hacer gracia, quizá porque los seres humanos al ver un niño pequeño pierden totalmente la consciencia, y sus mentiras son de esas que llamamos piadosas como decir que él no ha sido el que ha roto el jarrón de la mesa de sus padres o que no ha mojado el suelo del baño con el agua de la bañera, pero esta situación no mejora con el tiempo.

En la adolescencia, la muchachada miente a diestro y siniestro, a sus padres con las notas (he llegado ver usar “Tippex” para cambiar una nota, y lo mejor, los padres no verlo), a sus compañeros de clase con sus amigos “del pueblo”, a sus amigos “del pueblo” con sus compañeros de clase…Y en el caso de los adolescentes tardíos o jóvenes, las mentiras van por el estilo de “yo me bebí 10 cubatas y estaba como una rosa” o “En una noche estuve con 6 chicas”, la verdad es que las mentiras de estos dos últimos grupos tienen como objetivo ser el líder de la manada de amigos.

Cuando uno ya se hace adulto, las mentiras se vuelven más peligrosas y relevantes en la vida, como son meter datos falsos en el “curriculum vitae” para intentar ser más carismática de cara a un trabajo, o la infedelidad a la pareja, aunque hay algunos casos en los que la sarta de mentiras es de tal calibre que una persona resulta ser una completa farsa y llevar una doble vida como en la película “La Vida de Nadie” http://www.imdb.es/title/tt0339862/releaseinfo, un film interesante en esto de la falsedad.

Por último, cuando la gente tiende a hacerse mayor, ya desde la cincuentena, las mentiras suelen ir encaminadas en el mismo sentido que los jóvenes y los adolescentes, para fardar ante sus compañeros de partida o de tasca, de sus hijos, nietos o bisnietos.

Todo esto demuestra que el ser humano es mentiroso por naturaleza, ¿Quién no ha mentido alguna vez, aunque sea una mentira piadosa?

Dejo un vídeo y una frase para la posteridad: “Hay gente que dice que mentir está mal; a mí esa gente, me come los cojones”

6 comentarios:

  1. Todos hemos tenido trolacas en nuestro grupo. Yo recuerdo uno muy especial, un gran amigo que nos decía cosas como: " El otro día comí con Raúl y Guti en casa de mis primos".

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  2. ¿Quién no tiene un amigo que, al relatarle sus vacaciones en la cálida costa, te cuenta sus hazañas con las más espectaculares mujeres? ¿Quién no te cuenta sus heroicidades o sus palizas justicieras a gente malvada o vacilona? Hay gente que miente más que habla. Si todos llegaran a ministros tendríamos decenas de millones de ministerios en este país. Muy original la entrá.

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  3. Y mítico era el caso del compañero del colegio que afirmaba rotunda y reiteradamente que tenía la Play, la GameBoy o demás similares y luego ná de ná. De hecho los hechos misteriosos se acumulaban a la hora de aplazar el, tan ansiado, día en que te iba a invitar a su casa a enseñártela. Yo conocí a uno al que, cada vez que le preguntaba qué juegos tenía pa la play, me decía unos diferentes. A veces el FIFA 2000 se convertía en FIFA 99; el Tekken 3, en Tekken 2 y etcétera

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  4. Veo en tu entrada el reflejo de alguien que conocí en el pasado... Creo que se trataba de una enfermedad, porque era demasiado descarado. Sus mentiras eran tan inverosímiles que ni él mismo se las creía según las contaba. Iban desde el sexo practicado con su novia hasta la conducción (con 16 años) a 140 km/h. Todos en el grupo sabíamos que era mentira, pero seguía mintiendo.
    Lo que aprendí con este tipo de personas es que mienten porque necesitan ser el centro de atención. Lo que tienen en realidad es una falta de autoestima que debería ser estudiada. Es mi opinión, claro.

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  5. Muy buena entrada, parece que a la mayoria de nosotros nos ha hecho pensar sobre alguien que conocemos y sus famosas mentiras...
    ¡ Que hariamos sin mentiras !

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  6. Decir la verdad es muy noble, pero creo que a los que saben mentir bien les va mejor.

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